1948

Lluís Llach nace el 7 de mayo en Girona. Vive toda su infancia en Verges, un pequeño pueblo que no llega a los mil habitantes situado en el Baix Empordà, comarca de la que siempre se ha declarado un enamorado. Es el segundo hijo fruto del matrimonio Llach-Grande. El padre es médico, hijo de terratenientes y la madre es una maestra nacida en Porrera (Priorat) que había recibido una educación burguesa en la Barcelona de lo años 30: una ciudad republicana y nacionalista, en la que las ideas anarquistas y de izquierdas dominaban el ambiente cultural.

1949-1966

La existencia de un piano en el domicilio familiar marcaría al joven Lluís Llach, que con 6 años empieza a componer sus primeras estructuras musicales al mismo tiempo que aprender el abecedario.

A la edad de 9 años parte hacia Figueres para continuar sus estudios. A los 15 años, se desplazaría a Barcelona para cursar estudios de ingeniería. Dos años después, se matricularía en la Facultad de Económicas. [+]


 

 

Numerosas son las publicaciones que se han dedicado en los últimos treinta y cinco años a la obra y figura de Lluís Llach. Para clasificar el principal material editado, hemos creído conveniente dividir esta sección en dos apartados. El primero, “Bibliografía esencial”, recoge todas las publicaciones centradas exclusivamente, monográficamente , con el cantante de Verges. Encontramos desde trabajos expresamente biográficos, hasta antologías de sus textos y partituras. Podemos destacar por sus contenidos libros como CATALOGNE VIVRE de Jacques Erwan y Marc Legras; UN TROBADOR PER A UN POBLE de Josep-Miquel Servià; HISTÒRIA DE LES SEVES CANÇONS explicada a Josep Maria Espinàs; LA GEOGRAFIA DEL COR de Ytak (Cathy Morandeau); LLUÍS LLACH de Carles Gàmez, o ALÈ DE REVOLTA de Víctor Mansanet.

El segundo bloque en que hemos dividido este apartado es el la “Bibliografía complementaria” que engloba volúmenes que contienen en sus páginas alguna parte o referencia dedicada a Lluís Llach, sean o no específicamente centrados en la Nova Cançó o en la música. En este capítulo entrarían desde las antologías y trabajos que recuerdan las historia de la Cançó en nuestro país, como es el caso de  LA NOVA CANÇÓ y CRÒNICA APASSIONADA DE LA NOVA CANÇÓ de Jordi Garcia-Soler, dos obras  muy interesantes y completas de Llorenç Soldevila, UNA HISTÒRIA DE LA CANÇÓ de Josep Porter-Moix, o más recientemente el DICCIONARI DE LA CANÇÓ de Miquel Pujadó. [+]


LLUÍS LLACH,
el gesto correcto

Mañana por la noche, después de cerca de 40 años de carrera profesional, Lluís Llach dirá adiós a los escenarios. Seguro que no lo deja para siempre. Llach pasa sus emociones por la música, y así como otro cogería el lápiz y escribiría un poema, Llach se sentará cada día al piano. La música es su vida. Sencillamente, ahora dejará de hacer su trabajo.

Su preocupación por el momento de la retirada no es nueva. Hace ya 23 años escribió Amor particular. En la estrofa final, decía: "Que passaran els anys i vindrà l'adéu, com així ha de ser, i em pregunto si trobaré el gest correcte, si sabré acostumar-me a la teva absència..."

¿Qué le pesaba tanto para que mirara tan lejos? Acerquémonos a él: Llach compuso L'estaca con 20 años. Como un Charles Chaplin de Tiempos modernos, se encontró por azar en la cabecera de manifestación: cantaba canciones y la gente escuchaba himnos.

Ha conocido la censura, las prohibiciones, el exilio profesional y la enfermedad grave. Ha tenido que entenderse con el éxito, ha llenado un Camp Nou, ha vivido miles y miles de noches el trastorno emocional de darlo todo en el escenario y hacer un bis, y otro y otro. Llach está a punto de cumplir 59 años, pero ha vivido el doble.




Pienso que si nos ha llegado tan lejos es porque, con una delicadísima precisión, se ha atrevido a tocar el último tabú de las sociedades de nuevos ricos: Llach ha hablado de la ternura. Qué atrevimiento, cantar a la ternura en la época de los neofachas globales: "És mentida que no hi ha esperança quan espera un món sencer. És mentida que la mentida guanyi sempre la bona gent". Y así hemos salido de sus conciertos, con las razones recargadas, llenos de dignidad nacional.

Y, para terminar, una confesión. Los periodistas tenemos la suerte de conocer de cerca a muchos famosos. Algunos te decepcionan. El Llach privado que he conocido ha resultado ser tan rematadamente persona como usted se lo imagina. Por eso, por su categoría artística, y porque el país no va sobrado de referentes, lamento que lo deje. Pero creo que ha encontrado el gesto correcto.

Antoni Bassas *

 



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